domingo, 3 de marzo de 2013


. CRITICA DE LA RAZÓN TEÓRICA
  
2.1 LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO

Son dos:
‑la sensibilidad. Es pasiva, se limita a recibir.
‑el entendimiento. Es activo, produce ideas espontáneamente sin derivarlas de la experiencia. Por ejemplo, "sustancia", "causa", etc.

Estas dos fuentes de conocimiento, las únicas de que disponemos, funcionan de modo conjunto. La sensibilidad nos proporciona multitud de datos, por ejemplo: "espinas", "color rosa", "olor agradable", etc. y esta multitud queda unificada en el entendimiento bajo el concepto de "rosa". Podemos ir a un plano más abstracto y decir que los datos sensi­bles quedan unificados en el entendimiento bajo el concepto de "sustancia". Si en Hume los conceptos que no provenían de impresiones (aquí, de la sensibilidad) eran conceptos falsos, vacíos de significado, Kant difiere: los conceptos del entendimiento no derivan de la experiencia (siguiendo a Hume) pero cumplen una función legítima: unificar los datos sensibles en unidades dotadas de sentido. Los conceptos surgen espontáneamente del entendimiento. No se derivan de la experiencia, pero sólo se pueden aplicar a ella. En su aplicación a los datos de la sensibilidad se agota su función. Los conceptos existen para unificar la experiencia, por lo tanto su campo de aplicación legítima es la experiencia. Frente a Hume, el hecho de que los conceptos no provengan de la experiencia no significa que sean desechables. Todo lo contrario, cumplen una función muy importante en el conocimiento, al simplificar y estructurar los datos sensibles. Sin estos conceptos del entendimiento, el mundo sería un amasijo de colores y formas sin ninguna coherencia.
 2.2 LOS JUICIOS SINTÉTICOS A PRIORI
            La razón combina los conceptos para producir juicios. La ciencia no es más que un conjunto de juicios. Para Hume, existen dos tipos de juicios, las relaciones de ideas y las cuestiones de hecho.
relaciones de ideas
            juicios analíticos --------------> a priori
                                            
cuestiones de hecho         
            juicios sintéticos ‑-------------> a posteriori

Todo juicio analítico, para Hume, es a priori: si el predicado está contenido en el sujeto (como en "el todo es mayor que la parte"), entonces su verdad se puede averiguar antes de recurrir a la experiencia, indepen­dientemente de ella.
Todo juicio sintético, para  Hume, es a posteriori: si el predicado no está incluido en el sujeto ("el sol ha salido"), entonces para averiguar su verdad es imprescindible recurrir a la experiencia y ver si es así. Su verdad se establece después (a posteriori) de acudir a la experiencia, no independientemente de ésta.

            Kant acepta que los juicios analíticos sean a priori, pero no está de acuerdo con que todos los juicios sintéticos sean a posteriori. Para Kant, hay también juicios sintéticos a priori. Cuando hablábamos del giro coperni­cano, veíamos que es la razón la que impone las condiciones al objeto, condiciones que van a permitirnos conocerlo. Este giro copernicano se concreta ahora, cuando Kant propone la existencia de tales juicios. Fijémonos: si son sintéticos quiere decir que el predicado no está contenido en el sujeto:
por más que analicemos el significado del sujeto, no por ello deducimos el predicado, al contrario de lo que pasaba en los juicios analíticos. Nos proporcionan un conocimiento nuevo, cosa que no nos daban los juicios analíticos, que se limitaban a ser juicios puramente lógicos y, por tanto, no nos daban ningún conocimiento del mundo. Si son a priori quiere decir que su verdad es anterior a toda experiencia, independiente de ella.

            Kant afirma por tanto la existencia de unos juicios que (uniendo las características que hemos detallado) nos proporcionan conocimiento nuevo y que, sin embargo, son verdaderos antes de la experiencia. Hasta ahora creíamos que todo juicio sintético era a posteriori. Si hacemos una lista de juicios sintéticos, lo vemos claramente: "el sol ha salido"; "todos los gatos siameses son blancos"; "el pico más alto del Pirineo es el Aneto". En todos estos casos, habrá que comprobar la verdad después de acudir a la experiencia (después de asomarse por la ventana,, después de ver todos los gatos siameses, después de medir la altura de las cimas pirenaicas).

            Un juicio sintético a priori, por ser sintético, nos proporciona conocimiento sobre el mundo y, por ser a priori, es verdad antes de la experiencia. Pidámosle a Kant un ejemplo. "La recta es la distancia más corta entre dos puntos". ¿Es analítico? No, puesto que el predicado no está incluido en el sujeto: la noción de "distancia" no entra para nada en la noción de "recta". Tiene que ser sintético. Sigamos preguntando: ¿es a posteriori? Tampoco, piensa Kant, porque sabemos que es verdad sin tener que ir por ahí midiendo distancias entre dos puntos, sin necesidad de ninguna comprobación experimental.

            Kant no niega que haya juicios sintéticos a posteriori, lo que niega es que todos los juicios sintéticos sean a posteriori. Los principios fundamentales de las ciencias, dirá, son precisamente juicios sintéticos a priori.

            Otro ejemplo: "todo lo que comienza a existir tiene causa". ¿Es analítico? No, porque en la idea de "algo que comienza a existir" no está incluida la idea de "tener una causa". ¿Es a posteriori? Tampoco, porque sabemos que es así antes de ninguna experiencia. En este juicio, que no es otro que el principio de causalidad, uno de los juicios sintéticos a priori que fundamentan la Física, según Kant, ve­mos quizá mejor que en ningún otro el significado de su diferencia con Hume

            Para Kant, nosotros no estamos seguros de que el principio de causali­dad se cumpla siempre (=que es a priori) por pura costumbre, porque siempre ha sido así, como decía Hume. Si un día al encender fuego, en lugar de salir humo, sale agua, no pensaremos que el principio de causalidad ha fallado, sino que más bien nos preguntaremos "¿por qué en lugar de salir humo sale agua?", y esto no es más que preguntarse: "¿cuál es la causa de que en lugar de humo salga agua?". Vemos que continuamente estamos presupo­niendo el principio de causalidad, se cumpla o no lo que nosotros esperamos por costumbre. Por eso es a priori: porque ningún hecho de experiencia pues demostrar jamás que es falso. Atribuir el humo al fuego o a otra causa, depende de la teoría física, y podemos equivocarnos. Pero atribuir el humo a una causa no depende de ninguna teoría física, y en este planteamiento la experiencia nunca podrá desmentirnos.

            ¿Cómo explicar que podamos hacer este tipo de juicios? Puesto que sólo tenemos dos fuentes de conocimiento, algo habrá en ellas que posibili­te emitir semejantes juicios.

2.2. ANÁLISIS DE LA SENSIBILIDAD

            Si alguien nos dijera que ha visto algo que no estaba en ningún lugar y en ningún momento, no le creeríamos. E1 espacio y el tiempo son dos condiciones imprescindibles para la percepción de cualquier cosa. El espacio y el tiempo no son cualidades del mundo, no están "allí fuera" de nosotros, sino que son dos condiciones que nosotros le imponemos al mundo. Si noso­tros no distribuyéramos nuestras percepciones en el espacio y en el tiempo, ¿qué percibiríamos? Estaríamos en el mismo caso con que empezábamos este apartado. Kant llama al espacio y al tiempo "formas a priori de la sensibi­lidad".
formas, porque el espacio y el tiempo no son impresiones sensibles parti­culares, sino la forma o el modo como percibimos todas las impresiones particulares.
a priori, porque no proceden de la experiencia, sino que la preceden, son las condiciones de que nuestra experiencia sea posible.
de la sensibilidad, no del entendimiento.
También los llama "intuiciones puras":
intuiciones, porque no son conceptos del entendimiento, sino que son previas a todo entendimiento.
puras en el sentido de que están vacías de todo contenido empírico.

Espacio y tiempo son las condiciones que nuestra sensibilidad impone a las cosas para convertirlas en experiencia, para que se puedan mostrar al hombre. Dios no necesitaría de espacio y tiempo para conocer, los hombres sí. Al ser espacio y tiempo anteriores a toda experiencia­ y haciendo a ésta posible, Kant las denomina condiciones trascendentales del conocimientoTrascendental quiere decir en Kant lo que antecede a la experiencia haciendo que la experiencia sea lo que es.

            Puesto que espacio y tiempo son previos a la experiencia, ahora se entiende que sea posible formular juicios sintéticos a priori del tipo "la recta es la distancia más corta entre dos puntos", ya que a este juicio le subyace una idea de espacio que no necesitamos comprobar puesto que emana de nosotros mismos: no es un espacio que esté "fuera", sino que proviene de nosotros mismos y se lo imponemos a los datos sensibles, haciéndolos así objeto de nuestra experiencia.

2.3 ANÁLISIS DEL ENTENDIMIENTO

            De momento hemos logrado ordenar el caos de los datos sensibles por medio de dos condiciones trascendentales: el espacio y el tiempo. A partir de ahora, lo que tenemos es una multiplicidad de impresiones sensibles en un espacio y en un tiempo. Sin embargo, esto no basta para conocer las cosas. Si estamos viendo una casa, recibimos una multitud de datos sensi­bles diferentes, desde el color de sus muros hasta la inclinación de su tejado, etc. Si alguien nos pregunta qué estamos viendo, podemos responder­le: "una casa", y podemos hacerlo porque esa multiplicidad de datos sensi­bles los englobamos en un concepto, el de "casa". Si ahora se nos muestra una extraña cosa, de la que tenemos multitud de impresiones sensibles, y sin embargo jamás habíamos visto algo parecido antes, si alguien nos pregunta lo que estamos viendo, no sabremos responderle. ¿Por qué? Porque nos falta un concepto donde englobar todos los datos de la sensibilidad. A1 no poder utilizar un concepto, no sabemos qué estamos viendo. Para conocer, por tanto, necesitamos conceptos, y la misión del entendimiento es producirlos.

            Hay dos tipos de conceptos: los que hemos derivado de la experien­cia y los conceptos puros o categorías, previos a la experiencia, como ocurría con el espacio y el tiempo en la sensibilidad. Según Kant, no todos los conceptos proceden de la experiencia. Hay que localizar los conceptos que no proceden de la experiencia, y eso es lo que hace Kant en la deducción metafísica de las categorías.

            Puesto que para utilizar un concepto realizamos un juicio ("esto es una casa", etc.), habrá tantas categorías como tipos de juicios haya. Recurriendo a la lógica tradicional, que daba 12 tipos de juicio, Kant extrae 12 categorías: UNIDAD, PLURALIDAD, TOTALIDAD, REALIDAD, NEGACIÓN, LIMITACIÓN, SUSTANCIA, CAUSA, COMUNIDAD, POSIBILIDAD, EXISTENCIA, NECESIDAD.

            Los fenómenos no pueden ser pensados si no utilizamos alguna o varias de estas 12 categorías. Son previas a toda experiencia, vacías de contenido empírico. Son las condiciones de posibilidad, junto con el espacio y tiempo de nuestro conocimiento de las cosas.

            Las condiciones trascendentales de la sensibilidad (espacio y tiempo) permiten los juicios sintéticos a priori de las Matemáticas; las condiciones trascendentales del entendimiento (categorías) permiten los juicios sintéticos a priori de la Física, como el principio de causalidad.

            Las categorías son vacías porque han de llenarse con los datos proce­dentes de la sensibilidad, del mismo modo que el espacio y el tiempo ha de llenarse con las impresiones sensibles.

2.4 LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO

            Las condiciones trascendentales del conocimiento (trascendentales porque permiten la experiencia), es decir, el espacio y el tiempo y las categorías, agotan su función en su aplicación a los datos sensibles. Su misión consiste en ordenar y estructurar los datos de la sensibilidad. Por tanto, no se pueden aplicar a nada excepto a los datos de la sensibili­dad. Se ve aquí la huella del criterio de verdad de Hume, si bien muy reformado. Para Kant, si aplicamos las categorías a lo que está más allá de la experiencia (como in­tenta hacer la metafísica) estamos haciendo un uso ilegítimo de las cate­gorías, puesto que su misión es sólo la de ordenar los fenómenos, y esto ha de ser así porque espacio‑tiempo y categorías son lo que hace que las cosas puedan aparecer, se hagan fenómenos. Sin estas condiciones trascendentales del conocimiento, el mundo sería un caos de datos sensibles en ningún lugar y en ningún momento y además sin saber jamás qué son. Puesto que estas condiciones son las que permiten la experiencia, no pueden aplicarse a lo que está más allá de ésta.
 Ahora se ve bien que el intento de la metafísica ‑hablar de lo que está más allá de la experiencia utilizando el espacio‑tiempo y las categorías‑ es ilegitimo y conduce a las contradicciones que jalonan la historia de la filosofía. Son conclusiones sobre Dios, sobre el alma y sobre el mundo que carecen de validez, y Kant se encarga de mostrarlo realizado una serie de análisis brillantes y definitivos.

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